Tengo un ritual fijo los viernes en la mañana y es escuchar el Viene y va podcast de Dani Schulz (que lo ULTRA recomiendo); y de por sí esa mujer me enseña en cantidades inmensas. Pero publicó un capítulo que me entregó la necesidad de escribir.
Creo que ya les he contado en múltiples ocasiones sobre las muchas veces que he permitido que el miedo se lleve mis sueños, mis relaciones y toda mi vida por delante. Y también de las miles de veces que he peleado contra el miedo. Pero NUNCA, hemos hablado (específicamente) del miedo al ridículo.
Y DIOSSSSSSSSSSS. Soy una mujer que hace parte de una familia de muchas mujeres, que todas fueron criadas a partir de la filosofía del ‘qué dirán’, por lo que mis primas y yo, fuimos criadas bajo la misma filosofía. Aunque todas trabajamos día a día para desligarnos de ese pensamiento, es TAN jodidamente difícil.
Literalmente cuesta sacarte los prejuicios que puedan tener otras personas de ti, y lo peor es que no está claro si las personas los tienen, porque a la larga ni los tienen, porque uno aún no se ha atrevido a hacer lo que le produce tanto miedo. Y seguir lo que uno quiere cuesta. Mostrar quién uno es, cuesta.
En el episodio del podcast que mencioné al principio, Dani menciona que se encontró una foto en pinterest que decía ‘it’s only embarrasing if you’re embarrased’ (sólo es vergonzoso si tu sientes verguenza), y me impresiona lo profundo que uno se puede ir con una imagen tan simple. Pero es que enserio dice tanto.
Hay tanto que dejamos de pensar, de realizar y de soñar, solo por miedo al ridículo, al qué dirán, a los juicios que creemos que harán de nuestros sueños. Y es más que entendible que nadie quiere que se burlen de las cosas que tanto anhela, de lo que el alma le está pidiendo.
Pero es real que la vergüenza es algo que podría ser inexistente, si sólo decidimos no darle poder.
Está enteramente en nuestras manos aprender a reírnos de nosotros mismos, a ignorar las creencias que nos enseñaron únicamente a escondernos y a no incomodar a nadie. Aprender a hacer las cosas que nos llenan el corazón y lo dejan tranquilo.
Mejor perder a alguien que juzga lo que amas, que perder lo que sueñas y tenerte rencor a ti misma. Eso sí que no.
Au revoir,
Cami.
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